6 de mayo, Martes III de Pascua
Mucha gente vive en la abundancia vaciada. Estamos llenos de cosas, de información, de conexiones y de experiencias, pero nos sentimos extrañamente vacíos. Así, en medio del exceso hambriento, surge la pregunta por lo esencial, por lo importante.
El Evangelio de hoy nos recuerda que hay un pan que no se agota, una vida que no se consume. No se trata solo de llenar el estómago o la agenda, sino el corazón. Jesús, el Reino se presenta como camino al pan que nos sacia.
Permitámonos, pues, detenernos y mirar más allá de lo inmediato. Preguntémonos juntos qué nos nutre de verdad, aquello que nos da alegría y plenitud. Hoy podríamos abrir espacio a lo que, sin ruido, nos sostiene en lo más hondo. Feliz martes.
