En tiempos de saturación informativa y de verdades manipuladas, la verdad se convierte en algo contracultural. Quien defiende con coherencia lo que cree, a menudo es incomprendido o incluso rechazado. Aun así, la verdad sigue abriéndose paso en medio del ruido.
Juan nos recuerda que dar testimonio no es simplemente hablar, sino sostener una vida alineada con la verdad. El Espíritu que impulsa ese testimonio no busca imponerse, sino acompañar desde la fidelidad, incluso cuando cuesta. No se trata de convencer, sino de mostrar la verdad.
Podríamos tratar ser de aquellos que no se escandalizan ante la dificultad, sino que recuerdan el sentido profundo de su compromiso. Que nuestra palabra y nuestros actos hablen en armonía. Feliz lunes.
