28 de mayo, Miércoles VI de Pascua
Vivimos tiempos de ruidosa saturación informativa, donde cada día se nos ofrecen certezas instantáneas y opiniones disfrazadas de verdad. Pero no todo se puede comprender de golpe, ni todo lo importante se dice con prisa. A veces, la verdad necesita madurar en silencio antes de hacerse palabra.
Jesús anuncia que no todo puede ser dicho de una vez, porque hay procesos que requieren tiempo y acompañamiento. La verdad profunda se revela poco a poco, guiada por una voz que no impone, sino que acompaña, escucha y transmite desde la fuente misma de la vida.
El reto es vivir con paciencia, sin la ansiedad de saberlo todo ahora. Prestemos atención a lo que aún no comprendemos del todo. Caminemos con esperanza hacia esa verdad plena que, al llegar, sabremos reconocer como nuestra. Feliz miércoles.
