Volver a empezar
Por Mavi Balabanian, 2G
Hay un restaurante en la ciudad donde actualmente vivo que se ha convertido en un rincón de paz al que acudo cada vez que quiero disfrutar de un buen vino, una pasta alucinante, y el trato cercano y dulce que transmite Carmen, la dueña de este pequeño juguete gastronómico que creó con sueños, ilusiones, y no pocas lágrimas y esfuerzos, junto a su pareja, un joven y prometedor cocinero con ganas de cocinar el mundo. Hoy he vuelto a ir. Desde que se inauguró hace más de año y medio, creo que habré ido de media dos veces al mes. Ella conoce mi plato favorito y siempre me recibe con una sonrisa.
Pero algo he notado en su mirada que había cambiado desde la última vez. Y no, mi intuición no ha fallado: me ha dicho que en una semana cierran el restaurante porque ha encontrado un trabajo en la capital con el que poder retomar su carrera profesional, ésa que se vio truncada hace unos años cuando, después de “enviar cientos de curriculums”, se cansó de buscar empleo por cuenta ajena y ambos decidieron volver a la ciudad natal de ella para emprender juntos y montar un pequeño y coqueto bar-restaurante y lugar de encuentro, con esa zona de comidas que tanta buena energía me transmite cada vez que voy. Y lo que es la vida…, después de pelear con Hacienda, asesorarse en consultorías, pedir ayuda a familiares y amigos y conseguir abrir su soñado emprendimiento… Al final, tiempo más tarde, ha conseguido lo que hace dos años buscaba: una oferta de trabajo muy interesante, de esas que “no puedes rechazar”, una nueva ilusión con la que reiniciar el camino que comenzó al terminar la carrera.
Pero la decisión no es nada fácil. Cuesta mucho decir adiós a un proyecto por el que tanto has luchado, que tanto te ha costado levantar. Hace dos meses te acuestas pensando en todas las acciones que puedes realizar para conseguir más afluencia y ventas, y hoy tienes que comunicarle a tus clientes más cercanos con lágrimas en los ojos que te vas. Es cierto que la cosa no está para tirar cohetes, y que la ilusión puede mover montañas, pero no se financia sola. Hay que vivir el día a día, hacer números, estar a la última y conocer bien de cerca qué demanda tu público para poder dárselo y hacer que tu servicio sea mejor que el del restaurante de enfrente y de al lado. La competencia es muy dura. Aunque, a la vez, resulta excitante intentar ser mejor que el resto y conseguir aunque sea una pequeña parcela de comensales que adoren tus platos y no solo vengan, sino que además, repitan (el verdadero síntoma de que un negocio funciona).
Pero volviendo a Carmen, no puedo dejar de pensar en qué se le ha estado pasando por la cabeza desde que le comunicaron que había sido seleccionada entre cientos de candidatos para un puesto que tanto le ilusiona por una parte, pero tanto miedo le da por otra. Después de dos años, le toca volver a empezar. Volver a una ciudad en la que ya ha vivido otras veces, volver a trabajar en “lo suyo”, conocer a gente nueva, reencontrarte con bares, parques, edificios de los que un día se despidió para emprender un sueño del que hoy le toca despertar.
Lo cierto es que la vida está llena de etapas. Círculos que se abren y se cierran. Y lo bueno es que, en cada vaivén, siempre se aprende. Tanto de las cosas que te salen bien como (sobre todo), de las que no te salen tan bien. ¿Creéis que se arrepiente de haber puesto tanto esfuerzo y tesón en decorar, abrir, servir, hacer crecer un restaurante que en menos de una semana pasará a otras manos, otros dueños, quizás con otro nombre, otro estilo, otra carta? Para nada. Y esa es la actitud que más me ha gustado.
“Ahora sé un montón de cosas que hace dos años no sabía y ¿quién sabe qué pasará en el futuro? En este momento siento que tengo que aceptar esta oferta. Mi pareja vendrá conmigo, no le costará encontrar trabajo, porque creo en él y es muy bueno en lo suyo. Y ¿quién no nos dice que en unos años volveremos aquí con más lecciones aprendidas y otro sueño que hacer realidad? Para entonces no cometeremos los errores del pasado. Quizás sí otros nuevos, pero los afrontaremos con fuerzo y valentía, porque esta experiencia nos ha demostrado que podemos con todo y que juntos se sale adelante.”
Esa es la actitud, ante la vida, ante la realidad, ante todo.
No hay nada certero en el futuro. No sabes qué te deparará el mañana. Pero lo cierto es que solamente vivimos una vez, y hay que saber aprovechar al máximo cada buena oportunidad que se nos presente. De todo se aprende. Y con tesón y esfuerzo, se sale adelante. Ya lo dicen: “No hay soñadores pequeños ni sueños demasiado grandes.” Las palabras solo son palabras si no se materializan en actos. Así que sueña, y haz todo lo posible por cumplir tus sueños. Y cuando los logres, sigue soñando. La vida está para soñarla, sí, pero también para hacer cosas, equivocarse, caerse, levantarse, aprender, y volver a empezar.
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Mavi Balabanian: Profesional del marketing y el vino y creadora de Marketing Vinícola. Especialidad: marketing para pymes · Perfil LinkedIn.
Tenia problemas a la hora de reiniciar mi movil y ya lo he conseguido, fantastica información la que teneis en esta web. Si tengo que decir que dependiendo la version del sistema operativo, parece costar mas, nose porque, la verdad, ¿por que puede ser?. Un saludo..
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