(Por Iñaki Pariente, Director de la Agencia Vasca de Protección de Datos y Profesor de la Facultad de Derecho y el Programa de Big Data y Business Intelligence de la Universidad de Deusto)
Asistimos en estos últimos años a una gran revolución silenciosa en el ámbito tecnológico: Internet de las cosas, aplicaciones móviles, smart cities, big data, etc. Son temas que están a diario en los blogs y publicaciones digitales, y también en boca de los profesionales. Y en mi opinión el gran desconocido en toda esta evolución es el asesor jurídico del proyecto.
Siempre que un tecnólogo, informático o emprendedor en general oye la mención al asesoramiento jurídico huye como de ello como de la pólvora. Sin embargo, es la clave para que un proyecto tecnológico salga adelante o no.
El problema es encontrar a alguien que aporte al proyecto una visión facilitadora, que provoque que el proyecto avance pero que al mismo tiempo consiga que el proyecto no se salga de los raíles de lo legalmente permitido.
Si no conseguimos este equilibrio, el resultado siempre será malo, y pueden darse dos casos de fracaso: No tengo en cuenta el asesoramiento, hasta el final del proyecto, y por lo tanto, si no estoy cumpliendo los requisitos legales, el proyecto puede quedar paralizado por este incumplimiento; o lo tengo en cuenta, pero no es el asesoramiento adecuado, y consigue paralizar o hacer inútil el proyecto.
Este equilibrio es la clave. Actualmente existen metodologías innovadoras que permitirán que los proyectos tecnológicos, bien asesorados, avancen y sean exitosos, el secreto es saber implementarlas y utilizarlas adecuadamente, y siempre con la perspectiva de que el proyecto tenga una buena orientación .
Sin embargo, y en el momento en que nos encontramos debemos mantener una doble perspectiva: debemos cumplir en lo sustancial la normativa en vigor (Ley Orgánica de Protección de Datos y Reglamento de desarrollo), pero al mismo tiempo debemos enfocar la nueva normativa, insertando estos principios en los proyectos innovadoras. Las herramientas por lo tanto deben de ser dobles, y adaptadas permanentemente.
Y ello sin olvidar las modificaciones que introducirá el Reglamento Europeo de Protección de Datos una vez que sea aprobado, el cual previsiblemente introducirá la obligación de realizar evaluaciones en todos los procesos en los que haya tratamiento masivo de datos personales, lo que, de aquí en adelante, será lo habitual.
Como conclusión, un panorama que reivindica el papel del experto en Derecho en este mundo tecnológico y reivindica además una visión jurídica estricta de este problema. Y en todo ello, destaca la protección de datos como elemento a cuidar y respetar.
Un comentario sobre “Una buena armadura jurídica en los proyectos de Big Data y la protección de datos”