Las ciudades inteligentes: ¿qué hace una administración y en qué le puede ayudar el Big Data?

Hoy venimos a hablar de las ciudades inteligentes o Smart Cities, y su relación con el mundo de los datos en general, y el Big Data en particular. El término «Smart City» ha venido a bautizar un concepto, todavía muy dominado por el marketing y la industria, pero que con la urbanización constante (se espera que para 2050 el 86% de la población de los países desarrollados y el 64% de los que están en vías de desarrollo) y la mayor penetración tecnológica (y sus datos asociados), será cada vez más familiar para todos nosotros.

Las ciudades son complejos sistemas en tiempo real que generan grandes cantidades de datos. Hay diferentes agentes y sistemas que interaccionan, lo cual hace que su gestión sea complicada. Por lo tanto, un uso inteligente de las TIC puede facilitar hacer frente a los retos presentes y futuros.

Una ciudad que hace uso de las TIC para la gestión eficiente de su complejidad y su prestación de servicios (Fuente: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/736x/27/9d/a7/279da792f47931195932654e2f051574.jpg)
Una ciudad que hace uso de las TIC para la gestión eficiente de su complejidad y su prestación de servicios (Fuente: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/736x/27/9d/a7/279da792f47931195932654e2f051574.jpg)

Desde una perspectiva tecnológica, en cuanto a lo que puede aportar a las ciudades, se dice que las smart cities aprovechan todo el potencial de los avances tecnológicos y de los datos para ahorrar costes a partir de la eficiencia en la gestión. Los ámbitos en los cuales una ciudad puede adquirir inteligencia son muy amplios, pero pueden resumirse en aquellos aspectos de una gestión que:  mejora el transporte, mejora los servicios públicos, eficiencia y sostenibilidad de la energía, del consumo de agua, y del manejo de residuos; garantizar seguridad pública, acceso a la información pública y transparencia, etc. Por lo tanto es un concepto multidimensional que hace referencia a muchos conceptos asociados y que recurrentemente aparecen de la mano:

  • Inteligencia en Medio Ambiente
  • Inteligencia para la calidad de vida
  • Ciudadanía Inteligente
  • Gobierno Inteligente
  • Inteligencia para la movilidad
  • Inteligencia Económica
  • etc.

Es decir, que los datos y sus aplicaciones serán útiles siempre refiréndonos a los procesos que a una administración pública le competen (seguridad ciudadana, medio ambiente, etc.). Este discurso, que desde la tecnología (la industria que antes decíamos) se ha venido impulsando, en realidad se puede traducir en tres fuerzas que movilizan las Smart Cities: Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), economía, y las personas (sociedad civil). Es decir, las TIC y sus datos asociados, son un elemento; pero sin un incentivo económico (¿qué me puede aportar esto a mí?) y sin una sociedad inclusiva que sea partícipe y se la escuche, una ciudad nunca será inteligente (referiéndose a cómo hemos entendido y bautizado este concepto al inicio).

Para que se entienda lo mucho que puede aportar la digitalización y los datos al día a día de la administración de una ciudad vamos a entender primero qué es un gobierno municipal y en qué consiste su trabajo. En términos muy simplificados, un gobierno municipal elabora planes y programas. Para su elaboración, se suelen emplear necesidades manifestadas o no manifestadas de los ciudadanos, se quiere conocer su opinión, etc. Pero, especialmente, se desea conocer el resultado y el impacto con el fin de poder mejorar constantemente.

Se puede vestir el discurso de las Smart Cities con muchas cosas: Internet of Things, adelantarse en la recogida de basuras, regadíos inteligentes, etc. Pero, al final, una administración debe satisfacer al ciudadano. Eso es lo que resume cualquier aplicación que podamos tener en la cabeza. En este punto es cuando se puede integrar la analítica digital en los planes de un gobierno inteligente. Ofrecer una perspectiva más amplia, a través de datos propios y ajenos, integrando los servicios públicos en sus dimensiones virtuales y presenciales, y todo ello, siendo analizado en tiempo real a través del «Real-Time Analytics» (estrategias analíticas de búsquedas de patrones, inteligencia dependiente del contexto), es lo que el Big Data aporta a una ciudad inteligente.

Para que una ciudad pueda adoptar las posibilidades que el Big Data le brinda, debe acometer una serie de pasos. Un primer punto interesante, es tener una visión única del ciudadano. ¿Tiene tu ciudad un servicio de este tipo? Es decir, ¿sabe mi ayuntamiento que cuando hablo en Twitter soy @alrayon, cuando subo una foto en Instagram soy @alrayon, que cuando les mando un email lo hago con mi cuenta @deusto.es y que cuando me presento en persona uso mi DNI? ¿O para ellos soy cuatro personas/identidades diferentes?

Una vez sabido esto, podemos hacer un análisis del ciudadano. En términos de gestión, para una administración pública, la «transacción«, entendida como elemento de relación mínima, es la solicitud de un servicio. ¿Algún ayuntamiento tiene hecha una comparación entre lo que buscan sus ciudadanos y lo que efectivamente solicitan? ¿Cuál es el ratio de éxito y de satisfacción de los ciudadanos en estos términos? Es decir, ¿qué interesa a mis vecinos? ¿Qué buscan, consultan? ¿Cuándo lo hacen? ¿Desde dónde vienen y hasta dónde llegan? Y, por no hablar, de la cantidad de canales que usarán para ello, y la secuencia entre dichos canales. Esta analítica sobre las peticiones y transacciones podría arrojar mucha información para la elaboración de planes y programas. Esta gran cantidad de datos generados puede ser tratada posteriormente por herramientas de Big Data.

Modelo general de atención al ciudadano (Fuente: gamadero.gob.mx)
Modelo general de atención al ciudadano (Fuente: gamadero.gob.mx)

Por otro lado. ¿están satisfechos mis ciudadanos? Y ahora ustedes me dirán que vayamos a preguntárselo con unas encuestas. Pero, ¿se han monitorizado las conversaciones sociales? Es decir, ¿sabemos de sobre qué y dónde conversan mis vecinos en las redes sociales y otros medios digitales?

Para que todo esto sea posible, necesitamos que nuestras ciudades adopten la la analítica digital. Puede aportar mucho valor tanto en la recogida de datos, como en procesamiento, como en la toma de decisiones final.  Las Ciudades Inteligentes requieren de tecnología para la captura de datos y el procesamiento de la información. Y, a partir del conocimiento generado, poder avanzar con la posterior toma de decisiones para el mejoramiento de la ciudad. Vamos a ver y entender estos tres pasos.

  1. En primer lugar, la obtención de datos. Hoy en día, hay muchos datos generándose fuera de los procedimientos habituales de una administración. Una administracióne debe ser consciente que sus canales son ON y OFF. Quizás muchas de ellas no estén ON, pero sus ciudadanos sí lo están. Por lo tanto, un primer paso que debieran conocer es la sincronización de la captura del dato.
  2. En segundo lugar, el procesamiento de datos. Imagínaros que en una determinada quiere abanderar el lema «Ciudad del conocimiento y la cultura» (habrá ya más de una con esto en la cabeza). Dentro de su plan «Fomentando la lectura», un programa puede «Fomentar la lectura en la población juvenil».  Supongamos que podemos integrar, como fuentes de datos el impacto que ha tenido una campaña de comunicación que hemos puesto en marcha, unas encuestas, los dartos de préstamos y bibliotecas, la compra de libros en tiendas ON y OFF, etc.
  3. Y un tercer elemento es la toma de decisión final. Aquí, ayuda mucho la puesta en valor del dato a través de los sistemas de visualización y reporting. La inteligencia es la capacidad para anticipar la incertidumbre. Con ella, se logró, por primera vez en la evolución, anteponer el problema a la solución.

Y todo esto que hemos contado, ¿dónde está ocurriendo? Pues en muchos sitios. Desde barrios de Londres donde el análisis de datos de los móviles permite anticiparse a la comisión de un delito, sistemas para buscar potenciales terroristas en las redes sociales y con la huella digital (la seguridad ciudadana es uno de los vectores de desarrollo más importantes de hoy en día), algoritmos para patrullar la ciudad de manera efectiva y eficiente (desarrollado por la Universidad de Granada), el análisis urbano cuantitativo, la apertura de portales de datos públicos en abierto para la generación de riqueza a partir de los mismos (casos New York City o Londres), etc. Un sinfín de posibles aplicaciones.

Existe ya la norma ISO 37120:2014, que recoge los indicadores para la prestación de servicios en ciudad y la calidad de vida. El Banco Mundial Y Transparencia Internacional también dieron pasos en esa línea. España también. Desde la norma UNE 178301:2015,  de Ciudades Inteligentes y Datos Abiertos (Open Data), hasta ciudades que están recorriendo este camino: Bilbao, perimera certificada UNE como Ciudad Inteligente.

¿Y qué tecnologías nos ofrece el Big Data para todo ello?

  • Tratamiento de información generada «abiertamente» por humanos; es decir, tratamiento de datos no estructurados, que representa una gran cantidad de datos generados en contextos de ciudad.
  • Tratamiento de imágenes, audios y vídeos: alertas en tiempo real por eventos que pudieran detectarse a través del procesamiento de imágenes, audios o vídeos.
  • Agrupación de ideas: considerando todas las aportaciones y manifestaciones que nos trasladan los ciudadanos, agrupar por conceptos, términos, ideas, etc. Es decir, clusterizar, para detectar patrones y relaciones.
  • Análisis de sentimiento: sobre la base de las manifestaciones de los ciudadanos, ¿podemos decir que tenemos una buena impresión entre la ciudadanía?
  • (y un largo etcétera)

En definitiva, el campo del Big Data al servicio de los ciudadanos, su bienestar y satisfacción. Las ciudades inteligentes del futuro deberán aprovechar estas oportunidades tecnológicas para enriquecerse socialmente y lograr unas sociedades inclusivas y participativas. Un aparato de gestión informacional y del conocimiento sin precedentes. Reaparece en la sociedad la posibilidad de conocer de manera objetiva, neutral y desinterasada la realidad a estudiar (el ciudadano, su bienestar y satisfacción), reflejada ahora en los datos masivos observados a través de una metodología –el Big Data y el uso de algoritmos- capaz de ofrecernos una imagen supuestamente perfecta de la realidad.

2 comentarios sobre “Las ciudades inteligentes: ¿qué hace una administración y en qué le puede ayudar el Big Data?”

  1. Efectivamente nos llegan los datos masivos… Espero que la situación que describes y otras similares que se acercan en este futuro que emerge sean el detonante para que la Educación se vuelque en lograr que los individuos adquieran habilidades para aprender a extraer información válida y útil de los datos.
    Como Doctora en Estadística, con muchos años de experiencia tratando proceso reales, auguro que van a proliferar muchos informes muy bien redactados pero con conclusiones no bien sustentadas fruto de aplicar de forma semiautomática software y algoritmos a los datos…
    No hace falta ir muy lejos para leer que Euskadi ha de hacer lo mismo que hace Alemania para llegar a obtener los indicadores de competitividad que esta tiene (y por qué no concluyen que aprendamos alemán?).

    Ser científico de datos es una profesión que requiere dedicación y experiencia!! Animo a las Universidades a potenciar esta competencia y vigilar el mal uso del tratamiento de la información. Saludos

  2. Sin lugar a dudas las nuevas tecnologías ofrecen grandes bondades y beneficios para mejorar la calidad de vida humana y urbana. Big Data y otras tecnologías aplicadas bajo el enfoque de Smart Cities, requieren el ejercicio de nuevas profesiones que aún están en proceso de maduración.

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