Cada día más de 40.000 personas en el mundo se ven obligadas a abandonar su hogar a causa de los conflictos armados. Recorren kilómetros buscando un futuro mejor, bien dentro de sus fronteras o en otros países como Europa. En 2014 hubo 59,5 millones de refugiados (según ACNUR), una cifra escalofriante que no se alcanzaba desde tiempos de la II Guerra Mundial.
Hace unos meses Aylan Kurdi, un niño kurdo de tres años, aparecía ahogado en una playa de Turquía. Una oleada de solidaridad comenzó entonces a gestarse en Europa, pero también de miedo: ¿puede Europa recibir a tanta gente? En tal caso, ¿cómo se vería afectada su seguridad?
Algunos países no dudan en recibir a los refugiados sin condiciones. Otros prefieren poner límites a esa acogida, negándoles beneficios sociales como la asistencia sanitaria o la educación. Incluso hay quienes abogan por el total cierre de fronteras. Como señala el Papa Francisco, esta situación interpela nuestra conciencia y exige una respuesta ética, solidaria y no conformista, exhortándonos a superar el miedo y la indiferencia.
La Compañía de Jesús, a través del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), participa activamente en la ayuda a refugiados. Su director, Thomas H. Smolich SJ, estuvo el martes, 24 de mayo, en DeustoForum para tratar la respuesta ética que exige la situación de todas estas personas, y la intervención concreta de la Compañía de Jesús. Este acto tuvo lugar a las 19:00 horas, en el Salón de Grados de la Universidad de Deusto.
